¡No Me Interesa Conocer A Ferdinand Pérez!

Una semblanza por un Puerto Rico mejor.
 ¿Cuántas veces le hemos dado cabida a un pensamiento como este en referencia a otra persona?

 ¿Cuántas veces hemos dejado que nuestras mentes aborden ese tipo de acercamiento a una situación como esa y con relación a otra persona que no conocemos?

 ¿Cuantas veces nos prejuiciamos contra otro ser humano con el que nunca hemos cruzado ni una sola palabra?
 Por qué cerramos nuestro entorno emocional ante otro ser humano con el cual creemos no estar identificados o con el que no tenemos ningún tipo de relación o comunidad?

Durante el transcurso de nuestras vidas pasamos por varias etapas y situaciones que se entrelazan con lo que será nuestra realidad en el futuro; cada etapa futura se nutre de lo vivido previamente. Vemos como las experiencias de nuestra niñez—en muchos casos—definen algunos aspectos de nuestra manera de interactuar con otros y o polarizan nuestra manera de ver a otros que consideramos diferentes.

La crianza de los seres humanos define como socializamos y nos entretejemos en el tapiz de la sociedad en la que nos desenvolvemos. Estas actitudes, muchas veces adquiridas en el hogar; en la escuela; en los lugares de reunión espiritual y en el país en que vivimos hacen, en casos excepcionales, mellas en lo que puede llegar a ser vidas más fructíferas y llenas.

Me crie como todos los demás; rodeado de limitaciones y escasez. Eso no fue detrimental en adquirir una educación y en poder comprender el valor de las demás personas y el respeto que le debemos a todos los seres humanos.

¡En mi hogar había de todo!

Mi padre era un hombre de campo que forjó su vida y la de sus hijos con esfuerzo, sudor y lágrimas. Las últimas nunca fueron de derrota o de coraje; siempre fueron de intolerancia al fracaso, de satisfacción y de alegría familiar. Ni aun enfrentado a la muerte derramo una sola de ellas. Estoico enfrentó su némesis y llego al cielo con una sonrisa.

Ahora bien, como todos los seres humanos se sintió—alguna que otra vez—discriminado y menoscabado. Esto crea en todos los seres humanos momentos en los cuales se prejuzga a todos los relacionados al discrimen.

Diferencias políticas y sociales aprendidas también predisponen nuestro ánimo contra otras personas.

¡Ese era mi caso!

Nunca he albergado ningún tipo de odio hacia otro ser humano; pero si había guardado distancia hacia otras personas.

Soy como muchos otros.

Gracias a Dios, mi entendimiento; desde hace muchos años, es distinto. Creo en la igualdad de los seres humanos, no importando su procedencia, sus credos, sus afiliaciones y su nivel social.

¡Pero volvamos a nuestro tema!

¡No tenía necesidad de conocer a Ferdinand Pérez! No tenía razón de hacerlo.

Pero todo cambió debido a la pasión de las personas por algunas cosas triviales que al final tienden a unir los seres humanos de una manera o de otra; en este caso, los automóviles.

Yo tengo un auto clásico y él tiene otro; yo soy puertorriqueño y el también; yo amo a mi país y a mi familia…y el también. `

Tan solo tenemos visiones políticas diferentes.

¡No tenía por qué conocerlo!

¡Pero eso es ya historia!

Todos conocemos ahora la visión que tiene en torno a la unidad de propósito cuando se llega a romper records mundiales; posiblemente no muchos conocen otros aspectos del ser humano.

Afable y carismático, no puede ocultar su entusiasmo cuando se propone una meta o cuando discursa animado sobre cualquier tema. En su programa de radio no existe la palabra ruda o áspera; tan solo lo saca de sus cabales la injusticia y el abuso contra los otros seres humanos.

Nos reunimos previo a la gran parada de autos clásicos y comienzas a ver de cerca la persona que no tenías necesidad conocer; ves su modo de pensar y comienzas a darte cuenta que las preconcepciones se resquebrajan. Empiezas a interactuar con la idea, el mensaje y la motivación detrás de ella. El ser humano, con sus virtudes y sus defectos, aparece diáfano y sin cortapisas.

Varias reuniones más y comienzas a verlo como a ti mismo; te reflejas en él. Su desbordante pasión es ahora el estandarte de todos.

Llego el dia de la parada y la dirección de él, y de muchos otros como el, fue la que propulsó el deseo patrio de alcanzar metas mas altas

El record fue hecho añicos. Puerto Rico lo logró una vez más; nos alzamos orgullosos con la presea.

Luego llego la ceremonia de entrega del pergamino a la que será su residencia por siempre; el ‘Museo de la Transportación de la Ciudad de Guaynabo’.

Allí se pudo palpar otra faceta de la persona.

Cuando fue a hacer entrega del documento oficial, el exlegislador y comentarista radial dedicó el logro a los familiares que lo acompañaban. Había que ver el rostro de orgullo en sus padres, sus hermanas, su esposa y sus hijos. En un mundo en el que muchas veces el vehículo es un medio de escape personal, este ser humano trastocaba la visión de algunos; convertía el auto en un ente aglutinador y creador de momentos memorables.

¡El momento fue conmovedor!

Me retrotraigo a las preguntas iniciales y descubro que tan solo un ignorante puede hacer un juicio valorativo de alguien a quien no conoce. Descubro que en nuestra isla muchas personas tienden también a formar una opinión sin conocer a las demás personas. Veo como la pregunta pierde el nombre del mencionado. Esto se convierte en una catarsis multifacética.

 No me interesa conocer a Ricky Rosselló, ni a Tomas Rivera Schatz. No me interesa conocer el Arzobispo de San Juan ni al Dalai Lama. No tengo por qué conocer a los estudiantes que causan estragos en su lucha, ni a los policías que tratan de contenerlos. No quiero conocer ni a Rene Pérez ni a Kanny Garcia, aun con el primero siendo uno de los máximos ganadores de Grammy del mundo. No quiero conocer a Papo Christian ni a Richard Carrión. No quiero conocer al criminal ni a la víctima.

Si le pongo un contexto al rostro, la situación se puede poner diferente; si le pongo humanidad a la máscara dejo mi área de contentura. Tratamos de no conocer o simplemente no tenemos la necesidad de hacerlo. Creo que Puerto Rico enfrenta retos tan formidables que no hay manera de superarlos si no es unidos como ente social y como pueblo. Todos estos puertorriqueños son lo que somos; son nuestros hermanos, son parte del aparente problema y de la solución. Creo que debemos de buscar la unión de propósito a cualquier costo. Nuestro lema de be ser; quiero conocer al que ríe y al que sufre, al que se levanta a trabajar y a estudiar. Quiero saber cómo piensas. Busquemos que nos une en el primer plano; lo que nos divide tiende a esfumarse cuando nos reflejamos en los otros y nos ponemos en su lugar.

 Quiero saber quién eres; de seguro que aprenderé algo sobre mí que no sabía o no había interiorizado.

¡Quiero conocer muchos Ferdinand Pérez!

El que escribe es el autor de la primera novela de ciencia ficción / acción que se escribe en Puerto Rico; THE FARM, por Alexx Rice-Egen. Su obra puede ser adquirida en cualquier sitio de internet que distribuye libros electrónicos, con Amazonbooks.com liderando las ventas. Puedes también tener acceso a su página en Facebook marcando Alexx Rice-Egen o visitando su sitio de internet www.alexxriceegen.com.


Comments

Post a Comment